La Paz, BCS, 29 de marzo. A pesar de estar rodeados por el mar, los habitantes de Baja California Sur son los mexicanos con menor disponibilidad de agua potable, sólo 900 metros cúbicos al año, cuando el promedio nacional es de 4 mil 200. Esta entidad es la más árida de México, con una precipitación media anual de 210 milímetros, menos de un tercio de la media nacional, que es de 772.
Según la Comisión Nacional del Agua (Conagua), el estado dispone de 440 millones de metros cúbicos de agua al año, y sus únicas fuentes de abastecimiento están en el subsuelo, en cuatro regiones hidrológicas y 39 cuencas, entre las que destacan 11: Vizcaíno, San Ignacio, Mulegé, San Marcos-Palo Verde, San Juan Londó, Santo Domingo, La Paz, Los Planes, El Carrizal, Santiago y San José del Cabo.
La escasez de agua y la sobrexplotación de los principales acuíferos de Baja California Sur se ha agudizado por el aumento de la población, principalmente en polos turísticos como La Paz, Los Cabos y Loreto.
Además, debido a fugas en las redes de distribución, se pierde entre 35 y 40 por ciento del agua extraída. A lo anterior se suma la falta de infraestructura de saneamiento y de un consumo racional, que aunque es de los más bajos del país (150 a 200 litros diarios por habitante), todavía está lejos de los rangos observados en países desarrollados (100 litros al día). Asimismo, amplios sectores de la población se niegan a pagar el suministro.
El representante de la Conagua en la entidad, Celso Castro Sánchez, informó que el acuífero más sobrexplotado es el de La Paz, donde la intrusión marina avanza y en tres años podría contaminar la principal batería de pozos que abastece a la ciudad.
Ese acuífero recibe cada año 27.5 millones de metros cúbicos de agua, pero se le extraen 30 millones. El ayuntamiento tiene concesionados 18 millones de metros cúbicos, pero extrae 22 millones, cifra que crece con la población.
La principal afectación económica derivada de la sobrexplotación del acuífero ocurrió en el valle de Santo Domingo, donde la agricultura se derrumbó porque los campesinos llegaron a extraer hasta el triple de la recarga anual, lo que degradó la calidad del agua por intrusión marina.
Las medidas aplicadas por la Conagua frenaron el abatimiento del acuífero, que recuperó su equilibrio en 2004. Castro Sánchez precisó que se modernizaron los sistemas de riego en 12 mil de las 35 mil hectáreas destinadas a siembra.
Otros acuíferos menos grandes, pero también degradados, son los del municipio de Mulegé, principalmente el de San Lucas, en cuyo estero se observa intrusión de agua marina.
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